El "sí" más difícil que me he dado
- Melissa Marin Mellan
- 14 jun
- 1 Min. de lectura
Convertir mi arte en un negocio no fue una decisión fácil. Fue redefinir algo íntimo y exponerlo a lo desconocido. Durante mucho tiempo lo postergué. Me decía que no era el momento o que quizás nadie entendería realmente lo que intento expresar con mi trabajo.
Estuve muy cerca de ofrecer arte personalizado, pensando que sería una forma más segura de comenzar. Pero en el fondo sabía que eso me alejaría del motivo por el que creo. Decidir no hacer trabajos por encargo no fue rechazar a otros. Fue proteger el proceso que me ha ayudado a sanar.
Todo este cambio me obligó a enfrentar miedos que no sabía que aún llevaba dentro. Miedo al fracaso. Miedo al juicio. Miedo a ponerle valor a algo que siempre ha estado conectado a lo emocional. Pero elegir avanzar de todos modos me enseñó algo nuevo. Crecer no siempre es algo visible ni celebrado. A veces es solo dar un paso silencioso hacia adelante.
Aquí te dejo algo para pensar: ¿Qué pasaría si dejas de evitar lo desconocido y por fin decides enfrentar tus miedos?

Comentarios